Nuestro admirado colega Rolando Arellano ha publicado hoy 22.03.13 un artículo sobre la elección del Papa Francisco bajo un enfoque de Marketing. Nosotros publicamos una nota al respecto en el Blog el 19 de Marzo, salió publicado en el Diario Gestión el mismo día, y ayer 21 salió publicado en el portal de Gestión como video.
Los argumentos esgrimidos por Rolando Arellano son casi los mismos que los nuestros, lo cual nos agrada y muestra que manejamos más o menos la misma unidad de análisis, aunque llama la atención que la estructura de la exposición y hasta la despedida sean tan similares.
¿Coincidencia?
Suponemos que sí. Un abrazo Don Rolando.
Rolando ratifica lo dicho.
Hola Manuel, de hecho sí, con demasiada similitud de hecho, pero los tiempos están marcados. Un abrazo.
Sin duda refelja la desesperación de la iglesia catolica ante la perdida de influencia y poder en el mundo… Asi que no quiere dejar caer su poder en su último bastión Americalatina… Podra mantenerlo en el tiempo? Sabiendo que los escandalos que la rodea cada día le juegan encontra… y en este tiempo es más dificil ocultar las cosas… Desde mi punto de vista una jugada ariesgada y desesperada del Vaticano y su cupula europea.
Hola José, conforme pasa el tiempo, se va acentuando un estilo de «gerencia» del Papa Francisco muy coherente y orgánico, hay cambios de forma y de fondo, no veo una jugada desesperada sino muy bien pensada y en lo personal creo que la historia la hacen los líderes y no las organizaciones, démosle al nuevo Papa nuestras mejores vibras para que logre cambiar las cosas malas de la iglesia actual.
Espero no ser mal educado.
La Iglesia Católica no está deseperada…está convencida de ser dueña de la verdad. La Iglesia Católica está preocupada por aquellos símbolos que muchos intentan leer con mucha mezquindad.
No hay deseperación, no hay jugada, y menos cúpula europea…tal vez lo que si hay es el deseo de que eso exista para dar pase libre a los temas que la Iglesia combate como el aborto y el matrimonio homosexual espacios preferidos de los «políticamente correctos».