Uno de los axiomas de trabajo de varios publicistas en el Perú parece ser la tristemente célebre frase de Magaly Medina: “Que hablen mal, pero que hablen”, priorizando en sus campañas el hecho de llamar la atención del público sobre el mensaje que los consumidores reciben, preferir el medio sobre el objetivo, levantar el anécdota sobre la estrategia, divorciar la publicidad del Marketing.
Ya anteriormente hemos hablado sobre la campaña publicitaria digital de El Guantazo de Natalia Málaga y sus limitaciones desde un punto de vista de Marketing Estratégico, lo cual se puede comprobar si cualquier lector del Blog le pregunta hoy a 10 personas en la calle si recuerdan la campaña, muchos dirán que sí, pero cuando les pregunten cual era la marca que lanzó dicha campaña, verán la poca recordación generada. El anécdota se comió a la estrategia, los aplausos desviaron la mirada de los resultados.
Desarrollaremos el análisis mercadológico de la desorientada campaña de «Los Comecaca”, lanzada por la Municipalidad de Barranco con asesoría – ¿? –de una agencia de publicidad, y como de costumbre, recurriremos a nuestro fundamental análisis producto – mercado.
Comencemos por el mercado, como corresponde. Por todo lo leído en los periódicos, se concluye que la campaña va dirigida a los vecinos Barranquinos que tienen mascotas en casa, particularmente perros, y que suelen salir a pasear con ellos dejando que sus heces adornen y perfumen el distrito allí donde caigan, sin recogerlos del suelo como corresponde no solamente a una sociedad civilizada sino a las leyes vigentes.
Comprobamos entonces que la única variable de segmentación de mercado de esta campaña es la tenencia de perros, siendo obvio que las variables socioeconómicas, de género, de edad y otras deben presentar una mezcla amplia y heterogénea, tanto como puede suceder en cualquier distrito del país, por que la crianza de una mascota no es excluyente en absoluto.
Ahora bien, analicemos al ofertante: la Municipalidad de Barranco. Por concepto, una Municipalidad Distrital es una organización de poder local, vecinal, es una estructura de gobierno que atiende y responde antes los niveles más acotados de la población, los distritos, y por ende se debe a los vecinos, sin importar edad, sexo, profesión ni ocupación, de hecho, la discriminación está prohibida por ley también.
Finalmente, la riesgosa apuesta de servicio al vecino que nos reúne hoy: los Comecaca. Según testimonio directo de uno de los creativos de la agencia de publicidad a quién encargaron la campaña, el objetivo era lograr que los vecinos que pasean a sus mascotas recojan las heces y las coloquen en los tachos especialmente diseñados para ello, cosa que no venían haciendo, y por ello apostaron a crear una serie de personajes / estereotipos de personas “mal vistas” para que los dueños de perros realmente quieran echarles caca a manera de venganza, y de esa manera se incentivaría que lo hagan realmente.
Y aquí aparece una de las piezas centrales de esta tragicomedia de los Come Caca: la Municipalidad de Barranco no es una empresa que puede escoger a que tipo de población atender y a cual no, es una institución de gobierno local, se debe a todos los vecinos y no puede ni debe bajo ninguna circunstancia promover la estereotipación[1] negativa de sus vecinos de una manera tan burda.
D´onofrio ® por ejemplo, sí se puede dar el lujo de lanzar campañas para su helado “Sin Parar ®” discriminando abiertamente a los adultos remarcando que es un producto “solo para incomprendidos”, tanto como Coca Cola ® puede hacerlo con la campaña de re – lanzamiento de Shcweppes ® acuñando frases como “Separando hombres de niños” o “Separando mujeres de niñas”: son empresas, no tienen obligación de atender a todo el mercado, pueden segmentarlo hasta donde quieran y enfocarse de esa forma ya que su naturaleza empresarial – comercial se los permite. Pero la Municipalidad de Barranco no puede hacer eso. No debería, en todo caso.
Por que es medianamente obvio que los varios estereotipos que ha usado para tan triste campaña (la vecina chismosa, la trampa, el deportista juerguero, etc.) para motivar a que los “buenos vecinos” los llenen de caca, son tan vecinos de Barranco como los otros, pero ahora la Municipalidad de Barranco ha actuado como si fuera el Tribunal Supremo de Justicia Moral y ha segmentado a los vecinos entre los “buenos”, aquellos que no aparecen en ningún estereotipo, y los “malos” justamente los estereotipados, sin dejar de mencionar que ninguno de los estereotipos usados apela a algún comportamiento reñido con las leyes.
Pero más lamentable aún es que la campaña lanzada corre el altísimo riesgo de – usando la jerga canina – morderse la cola: en las mismas declaraciones dadas por la agencia de publicidad encargada, señalan que hicieron sesudos estudios entre la población para determinar estos estereotipos, y se optaron por ellos por ser los más representativos, lo que en otras palabras significa, que representan a un nivel importante de la población, y la pregunta se cae de madura:
¿Esta parte de la población Barranquina que ha sido etiquetada tan alegremente, no tiene perros, no pasea a sus mascotas?. La respuesta es que muy probablemente sí, y la siguiente pregunta estratégica que nadie se hizo es ¿Cómo van a reaccionar ell@s y sus conocid@s / familiares frente al señalamiento público que se les está achacando?, ¿cumplirán con el objetivo de la campaña que era botar las heces al tacho?. Que no sorprenda que los recojan pero solo para dejarlos en la puerta de la Municipalidad de Barranco.
Otros detalles de Marketing operativo no hacen sino completar la figura del desastre publicitario creado. Analicemos a los personajes comecaca, por que justamente el problema de crear un estereotipo es que luego se puede generalizar y se traslada al uso común del vecindario, como sucede con el personaje del Maletero: pueden apostar que a cualquier vecino de Barranco con calvicie y patillas pronunciadas, que por mala suerte sea malhumorado, en cualquier momento los chicos del barrio lo van a tildar de Comecaca, por que es igualito al maletero, y de la misma manera, cualquier rubia con su plata vecina de Barranco, que para colmo sea guapa, correrá la misma suerte.
Si lo que quería la Municipalidad de Barranco era fijar estereotipos negativos, ha debido graficarlos a partir de las acciones negativas que estos personajes hacen – maletear, coquetear, corromper, etc. – pero jamás a partir de figuras humanas con rasgos determinados, por que eso equivale a decir que todo calvo es maletero y toda rubia es una trampa, y eso Srta. Jessica Vargas Gómez, Alcaldesa de Barranco, es racismo puro y duro. Se debe estereotipar la acción, no a la persona.
Una última reflexión, sin que por su ubicación sea menos relevante: da vergüenza ajena cuando el creativo de la agencia sostiene que estos estereotipos harán que la gente ponga las heces de los perros “más feliz” (cita textual). En otras palabras, a la Municipalidad de Barranco no le basta con dividir a sus vecinos entre “buenos” y “malos”, también promueve la venganza entre ellos y hasta sostiene que la venganza es una forma de ser feliz.
Dejemos caer un velo compasivo sobre esta paupérrima campaña y hagamos votos para que la cordura regrese a la Municipalidad de Barranco y hagan con esta propuesta discriminatoria, anti – ética, anti – valores, infantil y desorientadamente transgresora lo mismos que predican: échenla al tacho. Y si el tacho es para caca de perros, mejor que mejor.
A los vecinos de Barranco en particular y de Lima en general que se han sentido incómodos con esta campaña, por favor tengan presente que lo hecho NO ES Marketing, es apenas publicidad, y muy mal hecha.
© Mercadeando S.A./ Centro de Innovación Tecnológica en Marketing
Febrero, 2014
Presidente: Luis Fernando Zelada Briceño
[1] Licencia del autor como verbo de fijar estereotipos. Con las disculpas de Martha Hildebrandt y Marco Aurelio Denegri
Considero que la»intensión» no está del todo mal. El etiquetar a cada «mal vecino» me parece acertado porque nadie (así lo sea) se auto calificará como tal, y es más, buscará marcar distancia con dichos personajes. El graficar físicamente a cada personaje me parece un error. Con las etiquetas bastaba. Ahora, pudieron llevar el tema por otro lado, me da la impresión que se quedaron a mitad de camino en la búsqueda de la estrategia y creatividad. Hay cosas buenas que rescatar y cosas muy malas que condenar en esta campaña.
Saludos.
Hola Daniel, gracias por tu comentario. Partiendo del hecho que el promotor de la idea es una Municipalidad, es complicado ver con buenos ojos el etiquetar a los vecinos, para bien o para mal, pero como bien señalas, había muchas otras opciones, desde el punto de vista del Marketing, para alcanzar el objetivo: había pocos tachos, se pudo duplicar sin mucho rollo; las leyes no se cumplían, pues para eso está el Serenazgo (en Surco, cualquier Sereno te ve con un perro y se asegura que recojas sus excretas); los tachos no eran visibles, había mil y una otras maneras de hacerlos más visibles. Si había aunque sea un camino para alcanzar el objetivo sin incomodar a nadie, ese era el camino correcto. Cordiales saludos.
Hola, leí tu post hasta el final para ver si encontraba algún argumento sólido y lamentablemente tengo que decirte que siento que he perdido el tiempo.
El objetivo de la campaña es claro y es generar conciencia acerca que los dueños recojan los excrementos de sus mascotas, cual se logra con un humor, creatividad y hasta podría decirse…arte, que concuerdan perfectamente con un distrito bohemio por excelencia como Barranco.
La mayoría de los estereotipos utilizados están bien, el corrupto, el futbolista borracho, la vecina chismosa etc, son personajes negativos, reconocidos todos como ejemplo a no seguir, entonces… porque no utilizarlos de forma simpática? En todo caso «La Trampa» quizás es el personaje cuestionable de la campaña pero vamos, en general la idea es original y supongo que susceptible de ir mejorando.
Insinuar que la municipalidad discrimina a algunas personas es forzado ya que, no están hablando de un grupo reconocible si no de estereotipos, y como lo mencionaron en el comentario anterior, nadie por más que en el fondo lo sea, se va a sentir identificado con los personajes en mención. Y por otra parte, pensar que algunos «buenos vecinos» vayan a vengarse de otros «malos vecinos» sólo porque lo relacionaron su físico con un dibujito me parece un poco jalado de los pelos.
Si se trata de comentarios en contra de la campaña prefiero quedarme con uno muy gracioso que vi en Youtube: «Es publicidad para perros hipsters»
Saludos.
Hola Carlos, gracias por tus comentarios. Es importante que sepas que muchos de los argumentos como el de la «venganza de los vecinos» no son ideas nuestras sino de los mismos promotores de esta «genial» campaña según tu punto de vista, por lo que si señalas que es «jalado de los pelos», pues estas cuestionando la campaña misma y no nuestros comentarios, puedes revisar la entrevista en Perú21. Por otro lado, es interesante anotar una contradicción estructural en tu argumentación: dices que el objetivo de la campaña es generar conciencia a que los dueños de las mascotas depositen sus excrementos en estos tacho y «eso se consigue con humor», pues sería interesante que nos ilustres ¿en que parte de la campaña se genera conciencia cívica sobre el desecho de los excrementos?, respuesta, en ninguna, es una típica campaña efectista pero no eficiente, se prioriza la recolección de heces sobre la real generación de una conciencia y un cambio de actitud por parte de la población, es más importante recolectar caca que formar valores. Lamentamos que hayas perdido tu tiempo leyéndonos, pero es parte de la libertad de expresión. Cordiales saludos.
Consejo: Deja de lado un momento tanto análisis marketero y diviértete un rato, es eso lo que la gente quiere hacer, y esta campaña lo logra. Abrazo. Coco.
Hola Coco, gracias por tu comentario. Te comento que es este es un Blog de Marketing así que no sabemos hablar de otra cosa, nuestra diversión es menos virtual y más real, más off – line que on – line. Cordiales saludos.
Soy vecino de Barranco, «víctima» de las cacas de perro en la vía pública y concuerdo con el artículo. Los publicistas dicen haber conversado con antropólogos para crear esta campaña pero lo que han debido hacer es una investigación de mercado de las personas que no recogen las cacas y preguntarles por qué no lo hacen y partir de sus respuestas para crear y plantear una solución creativa. Lo más probable es que esas personas simplemente no les importe, «les llegue» recoger las cacas de sus perros; diría que es una actitud lamentablemente típica de nuestra sociedad: el que cruza cuando el semáforo está en rojo, el que maneja borracho, el que orina en la calle, el que hace bulla hasta la madrugada, etc. Y las personas hacen esto porque saben que no pasará nada, no habrá castigo, porque le puedo romper la mano al tombo, porque nadie me ve, porque no hay ningún escarnio ni consecuencia para él que lo haga rectificar o para que simplemente no lo haga. Un basurero colorinche que represente a un maletero ¿hará que esa persona cambie y decida botar la caca de su perro en él? No tiene sentido alguno. Y lo peor de todo es que es una campaña que es imposible medir sus resultados, por ende, un saludo a la bandera.
Pienso en el rigor con que imponen multas de tránsito por exceso de velocidad en el Callao y creo la cosa hubiese ido mejor por ahí. Existe ya una ordenanza municipal que multa con 380 soles (creo) a los que dejan las cacas de su perro en la vía pública. Un rigor en su aplicación sería más efectiva porque le tocas el bolsillo sagrado a los vecinos, porque es medible (cuántas multas pones, cuánto se recauda, cuánto disminuye con el paso del tiempo, en qué zonas pones más multas, etc.), porque aplicas la ley y la credibilidad y confianza a la autoridad municipal aumenta, porque no generas controversia etiquetando a los vecinos por sus comportamientos sean cual fueren (no es ilegal chismosear ni trampear), porque finalmente, no discriminas a nadie.
Obvio que esto va de la mano con hacer accesible el poder portarte bien: colocando numerosos tachos visibles, señalizando la ordenanza y la multa (con humor si quieren), poniendo bolsas idóneas a discreción, incentivando el buen comportamiento de los que recogen las cacas (el mismo sereno que pone la multa puede poner un pin de buen vecino), etc., etc.
Ojalá me equivoque y esta campaña sea un exitaso a pesar del revanchismo que genera. Ojalá que mi hijo de dos años no agarre cacas otra vez. Ojalá que no vuelva a embarrar mis zapatos de caca cuando voy a mi oficina. Ojalá, ojalá, ojalá.
Hola Nicolás, gracias por tu aporte, si uno de los principios del Marketing es escuchar al consumidor, tu comentario es fundamental pues tú como vecino Barranquino eres parte del mercado objetivo de esta campaña y tu opinión está por encima de cualquier de nosotros que somos simples y meros profesionales del Marketing. Cordiales saludos.
hola, yo soy vecino de barranco y tengo perros. La verdad esa campaña ni la vi, es mas solo leí por algún lado come caca y no tenia ni idea de que se trataba. Como comunicador visual y artista platico pensé que era una colectiva de esas que se hacen en el distrito. No se como pueden defender de esta campaña, si no cumplió su cometido…
Habrán sido ustedes los de marketing de la campaña?. jajajaja espero que no. RENUNCIeN
Hola Daniel, los promotores de esta campaña fueron los creativos de la Agencia de Publicidad Independencia, obviamente con el aval de la alcadesa Jessica Vargas. Sobre la campaña, terminó siendo víctima de su propia «creatividad disruptiva» y hasta la Defensoría del Pueblo tuvo que pedir su retiro, como puedes leer en http://mercadeando.com/blog/los-comecaca-rip/. Cordiales saludos.