
Cuando llega mi almuerzo, adobo de carne, veo con cierta desazón que mi presa era más hueso que carne. “Perdí” pensé, y acometí mi tarea entre cansado y resignado pensando en el trabajo pendiente. Una voz me sorprendió: “¿Le han dado esa presa?, ¡pero si es un hueso¡, déjeme cambiarla por favor, y de paso se la caliento en el microondas”. Una de las cocineras no solo me cambió el plato, me cambió la tarde.

Pero si ya habían vendido; pero si ni siquiera yo o la niña nos habíamos quejado o reclamado; sin tener ninguna razón para hacerlo, más que su convencimiento que la satisfacción del consumidor debe ser su prioridad, estas empresarias inclusive asumieron un costo mayor con tal de dejar una buena impresión en su comensal. Posicionamiento que le llaman.

Por seguridad, cuando viajo trato de no llevar efectivo a mano y solo una tarjeta de crédito, y para mi mala suerte, se me ocurrió confiar en Citibank ®. Contrariado, y bajo la desconfiada mirada del muchacho de recepción, le comento que es ridículo, que no tengo ningún problema con mi tarjeta, y la pasa de nuevo y el “denegado” se repite vergonzosamente.
Tratando de despejar dudas, llamo al CitiPhone que aparece al reverso de mi tarjeta, 221 – 7000 y luego de franquear las grabaciones, logro contactar a una de las operadoras a la cual expongo mi caso, me scanea a través de 5 ó 6 preguntas de seguridad, para luego decirme que no puede atenderme porque el sistema señala que alguna de mis respuestas no fue correcta. ¿?. Le pido que me diga cuál fue el error, pues estoy 100% seguro que no hay tal, y me manda de nuevo al circuito telefónico, y de nuevo a empezar, mientras el recepcionista abre su Facebook en la computadora evitando mirarme.

Dejaré a la imaginación de los lectores los malabares que tuve que hacer para obtener dinero a medianoche a la mitad de la selva, pero lo que todos podemos fácilmente imaginar sin mayor esfuerzo es que todo reclamo o intento de buscar soluciones a través de Citiphone Banking fue inútil, desgastante y bastante vergonzoso.

conmigo: cada 2 o 3 semanas me llaman al celular para ofrecerme productos como seguros, compras de deudas de otras entidades financieras, ampliaciones de la línea de crédito y otros.


Pero afortunadamente existen empresas y empresarias como el restaurante Doña Catalina en Arequipa o la heladería Sonia en Pucallpa que sin enredarse con palabras “mágicas” como market share, insights, neuromarketing, branding, sampling, target, on line, off – line y otros nos dan lecciones magistrales de Marketing Estratégico, nos regresan a la esencia de nuestra profesión, desnudan la gestión de Marketing táctico, operativo, miope, incompleto, acotado y chato de empresas como Citibank ® y nos muestran el camino que hay que recuperar.
Mientras en las reuniones de Marketing de las grandes empresas se siga hablando en spanglish, mientras sigamos pensando que el consumidor es un objeto y no un sujeto (Ver http://mercadeando.com/blog/el-consumidor-cosito-el-nuevo-paradigma-del-gnitekram/), mientras nos sigamos llenando de premios a la publicidad y no al marketing (Ver http://mercadeando.com/blog/movistar-claro-publicidad-vs-marketing-la-trampa-de-la-effie-ctividad-marketing-en-peru-es-gnitekram/), los consumidores seguirán cantando en perfecto inglés: “I can´t get no satisfaction” y las empresas terminarán exactamente como los Rolling Stones, como piedras rodando, pero hacia abajo.
Para no quedarnos en la crítica y presentar el otro lado de la estrategia en el mismo rubro bancario, los lectores pueden recuperar un anterior artículo nuestro sobre Scotiabank ® y hacer las comparaciones del caso (Ver http://mercadeando.com/blog/no-vender-la-mejor-estrategia-de-marketing/).
Gracias Doña Catalina, gracias heladería Sonia, por demostrarnos a los capitalinos expertos que un mejor Marketing es posible, y ahora queda en nuestras manos hacerlo. (Ver http://mercadeando.com/blog/marketing-a-lo-henry-spencer-imaginarlo-construirlo/).
© Mercadeando S.A./ Centro de Innovación Tecnológica en Marketing
Febrero, 2015
Presidente: Fernando Zelada Briceño


3 respuestas
Ese es el problema de las empresas Grandes tienen tantos clientes que no pueden atenderlos a todos y nos venden la idea que por tener tantos clientes a todos los atienden por igual, pero la verdad es que no se pueden abastecer para atendernos a todos. Pero a raíz de esto es el éxito de negocios pequeños especializados en lo que estas vacas sagradas no pueden atender como es el caso de la Heladería Sonia y el Restaurante Santa Catalina.
Gracias por tu aporte Luis, es interesante la reflexión, pareciera que mientras más grande la empresa, más lejos están del consumidor, creo que nos abre un reto para buscar un modelo de negocios que equilibre las necesidades de una operación a escala con la sostenibilidad de la estrategia. Cordiales saludos,
Fascinante!
Parece que hay esperanza
Un abrazo
Manuel
Pd. Hoy empiezo a dictar nuevamente y, como innumerables veces, hablare de Mercadeando